The invisible war (La guerra invisible) es un documental sin narrador, directo , que cuenta la historia de miles de mujeres (y de otros tantos hombres) cuyo único error fue alistarse en el Ejército de los Estados Unidos. Lo que les sucedió (y les sigue sucediendo) cambió sus vidas para siempre y dejó al descubierto las vergüenzas de una institución que se considera a sí misma uno de los símbolos de su país.
Por definición invisible es algo que no puede ser visto hay muchas formas para hacer que algo sea invisible, tal vez una sofisticada máquina del futuro o una poción mágica o una capa como la que usara Bilbo en la muy mentada “El Señor de los Anillos” o que tal una más común y cotidiana, la indiferencia. Es así como llegamos a la formula para esta “The Invisible War” que nos muestra una guerra que se lucha en campos de batallas individuales y que hace frente a un enemigo que se escuda de los ataques tras el velo de la impunidad y la negación constante.
Kirby Dick, un documentalista solvente, como ya demostró en aquella excelente película llamada Los censores de Hollywood (This film is not yet rated), aborda en The invisible war el terrorífico asunto de las violaciones masivas que han venido produciéndose durante décadas en el seno del Ejército de Estados Unidos.
Las cifras gritan: más de 3.000 denuncias por agresiones sexuales al año.
Las cifras gritan: más de 3.000 denuncias por agresiones sexuales al año.
En las Fuerzas Armadas hay más de 15.000 agresiones por año
Según datos del Gobierno estadounidense, se denuncia menos del 20% de los incidentes, podríamos estar hablando de más de 15.000 casos al año (el Gobierno situó la cifra en 19.000 agresiones solo en 2010).
Según datos del Gobierno estadounidense, se denuncia menos del 20% de los incidentes, podríamos estar hablando de más de 15.000 casos al año (el Gobierno situó la cifra en 19.000 agresiones solo en 2010).
Menos del 5% de los violadores cumple algún tipo de condena por el delito, mientras la mayoría conserva sus galones, su puesto de trabajo y su categoría profesional.
En muchas ocasiones los agresores son reincidentes, auténticos depredadores sexuales cuya voracidad es conocida por los altos mandos y que sin embargo jamás son castigados
En muchas ocasiones los agresores son reincidentes, auténticos depredadores sexuales cuya voracidad es conocida por los altos mandos y que sin embargo jamás son castigados
En otros casos, que rozan el delirio, la víctima fue condenada por adulterio porque el agresor estaba casado. A veces víctima y asaltante son obligados a compartir espacio sin más excusa que la de “recobrar la normalidad” en sus respectivas unidades.
El secretario de Defensa, tras ver el documental, cambió las leyes
“Quiero decir algo: esto pasa en todos los Ejércitos del mundo en los que la mujer tenga un papel activo: pasa aquí, en el Reino Unido, en Israel… ¿En España hay mujeres en el Ejército? ¿Sí? Pues te puedo asegurar, sin aventurarme demasiado, que algo así puede estar pasando también allí”, asegura Dick. En uno de los últimos comunicados del Ejército al respecto, se aseguraba que “la violación es uno de los riesgos del trabajo” y que cualquier mujer que se aliste sabe a lo que se expone.
Pero como Dick cuenta en "The invisible war", este no es solo un problema para ellas: el propio Ejército considera que al menos un 1% de los hombres que prestan servicio en la institución ha sido agredido sexualmente por sus camaradas hasta llegar a más de 20.000 afectados.
Quizás Dick consiga lo que varias décadas de vergüenza no han evitado: que la guerra invisible se combata —por fin— en los despachos y en los cuarteles, sin más excusas ni promesas baratas. “Las víctimas se lo merecen”, remata Dick.
“Quiero decir algo: esto pasa en todos los Ejércitos del mundo en los que la mujer tenga un papel activo: pasa aquí, en el Reino Unido, en Israel… ¿En España hay mujeres en el Ejército? ¿Sí? Pues te puedo asegurar, sin aventurarme demasiado, que algo así puede estar pasando también allí”, asegura Dick. En uno de los últimos comunicados del Ejército al respecto, se aseguraba que “la violación es uno de los riesgos del trabajo” y que cualquier mujer que se aliste sabe a lo que se expone.
Pero como Dick cuenta en "The invisible war", este no es solo un problema para ellas: el propio Ejército considera que al menos un 1% de los hombres que prestan servicio en la institución ha sido agredido sexualmente por sus camaradas hasta llegar a más de 20.000 afectados.
Quizás Dick consiga lo que varias décadas de vergüenza no han evitado: que la guerra invisible se combata —por fin— en los despachos y en los cuarteles, sin más excusas ni promesas baratas. “Las víctimas se lo merecen”, remata Dick.
DOCUMENTAL
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